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Fame antigua

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Al pie del pozo negro. La galería número tres del pozo rugió como si algo se hubiera despertado de golpe. Las entrañas de la montaña exhalaron su aliento de fuego y grisú. Una explosión seca y brutal partió la roca. Arrastrando una oleada de polvo de muerte que corrió como la pólvora por los túneles. Era como si un animal furioso quisiera dar buena cuenta de todos los mineros. Todo el pueblo se agolpó en la bocamina esperando a sus hombres. Aquel esperaba a su hermano, la otra a sus hijos, esta a su marido y la niña esperaba a su padre. Todos lloraban rezando a gritos para que Dios pudiera salvarlos. Los primeros hombres fueron apareciendo por su propio pie, con lágrimas en los ojos, boqueando como pez fuera del agua y señalando hacia abajo sin poder hablar. Algunos se tiraron al suelo exhaustos, otros trataron de respirar abrazados a los suyos. La niña no veía aparecer a su padre y el dolor fue oprimiendo su joven pecho. Cuando subieron los cuerpos, la lluvia dejó de caer...

El futuro de la nación

TÚ CONTINÚA CÓMODO: 

EL SOFA PIENSA POR TI; TU DISPOSITIVO MASTICA TU MASA GRIS Y LOS ESPECTADORES SE FROTAN LAS MANOS.

Estatua clásica llevándose la mano a la cabeza.


Hemos podido escuchar a algunos preclaros decir que leer no sirve para nada. Es más sencillo no hacerlo, dónde va a parar. ¿Para qué complicarse la vida si ya hay resúmenes en YouTube y memes explicativos de cualquier relato?. Total, ¿qué más da ejercitar el cerebro, ampliar el vocabulario o aprender a pensar desde distintos ángulos? Es más saludable vivir con cuatro frases hechas, dos refranes y un insulto estándar para cada situación.

Vemos en nuestras televisiones a los políticos, esos grandes cerebros, tratando de polarizar la sociedad. Lo logran, por supuesto que lo hacen, pues inocular la facilidad para inocular el veneno de su relato crece de un modo directamente proporcional a la ingenuidad del público al que apuntan

Ahora no hay tiempo para leer. Preferimos el fast food intelectual envuelto en pequeñas píldoras de sabiduría ancestral en el interior de una galleta de la suerte. Ante un texto de más de tres párrafos, el personal se echa para atrás, se mesa el cabello y bufa negando con la cabeza. Es un arduo trabajo ese de leer un texto. 

Pero ya no hablemos de entenderlo. Cuando se carece de inteligencia natural es más sencillo buscar una inteligencia artificial que nos dicte lo que quiere decir el texto que tenemos delante. No nos pararemos a pensar (por favor, pensar, qué ordinariez) de dónde salen esas ideas que nos arroja a las pantallas de nuestros dispositivos electrónicos de última generación y un precio que invita al sonrojo.

Eso de dotar al lector de una mayor profundidad en el lenguaje… ¿para qué? ¿Pensar? ¿En serio, otra vez pensar? Bah, qué pesado, bro. No nos hagamos pajas mentales con eso de que el pensamiento está hecho de palabras y, por lo tanto, cuánto mayor sea nuestro conocimiento del lenguaje, mayor profundidad tendrá nuestro pensamiento. Nuestra capacidad de reflexión se verá ensanchada y nuestros horizontes más amplios llegarán hasta los confines abruptos de un universo plano. ¿Se han parado a pensar en por qué se llama “planeta”? Igual tienen razón los terraplanistas, ojo. 

¿Conocimiento? Por favor, qué pérdida de tiempo. Mucho más fácil que alguien con traje y corbata piense por ti y te diga qué opinar, qué sentir, a quién amar y a quién votar. Porque la vida es eso, comodidad. Pensar también nos da perspectiva y empatía. ¿Perspectiva y empatía? Bah, sobra. ¿Quién quiere ponerse en la piel del otro cuando es mucho más divertido gritarle que está equivocado y que es un bobo de mierda? ¿Creatividad? Es totalmente innecesaria: basta con copiar el último chiste malo de la tele.

Nuestra capacidad de reflexión se verá ensanchada y nuestros horizontes más amplios llegarán hasta los confines abruptos de un universo plano

Pensar también nos da perspectiva y empatía. ¿Perspectiva y empatía? Bah, sobra. ¿Quién quiere ponerse en la piel del otro cuando es mucho más divertido gritarle que está equivocado y que es un bobo de mierda? 

¿Creatividad? Es totalmente innecesaria: basta con copiar el último chiste malo de la tele.

¿Conocimiento? Por favor, qué pérdida de tiempo. Mucho más fácil que alguien con traje y corbata piense por ti y te diga qué opinar, qué sentir, a quién amar y a quién votar. Porque la vida es eso, comodidad.

El resultado es brillante: un pueblo que no lee y piensa en plano, vive en plano y se deja gobernar por incapaces. Permite y jalea a una prensa que en lugar de debatir, ladra; en lugar de razonar, insulta; y en lugar de iluminarnos, apaga nuestras neuronas con las mayores estridencia y estupidez posibles.

Pero tranquilos, sigamos sin leer: la ignorancia siempre garantiza un espectáculo gratis… aunque la entrada se pague con el futuro de una nación.

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Estás en el subsuelo, donde habitan las raíces, el lugar en el que este blog escarba hacia el infierno y escupe lo que encuentra. Aquí no hay frases bonitas, ni de autoayuda, ni vamos a colorear mandalas. Solo literatura oscura, crítica sin trinchera, dolor crónico y verdad sin anestesia. Si no te gusta, sigue perdiendo el tiempo con jueguecitos insulsos. Pero si algo de esto te remueve… ya no habrá marcha atrás.

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