Fame antigua
España posee un patrimonio cultural y artístico excepcional, pero corre el riesgo de perderse si no se adoptan medidas estructurales claras y valientes. Educación, cultura y arte forman un triángulo interdependiente: si uno falla, todo el sistema se resquebraja. Por ello, resulta urgente replantear y reforzar estos pilares.
La educación es el cimiento de la creatividad, la innovación y el respeto por nuestra historia. En 2024, la tasa de abandono escolar temprano fue del 13%, un dato que nos sitúa por encima de la media europea (9,5%), aunque ha mejorado desde 2014 que era del 21,9%. Este progreso es positivo, pero persisten desafíos estructurales: el sistema sigue siendo objeto de confrontación política, y los docentes trabajan bajo condiciones, no ya precarias, sino insultantes; con contratos temporales y salarios insuficientes. Sin estabilidad ni respeto profesional, la calidad educativa se resiente y con ella, la base cultural de la sociedad se deja a su suerte.
El talento joven también enfrenta dificultades. La falta de oportunidades laborales adecuadas en nuestro país empuja a muchos a emigrar, generando una “fuga de cerebros” que debilita sectores estratégicos. Si España quiere retener y desarrollar su capital humano, es indispensable ofrecer perspectivas de futuro dentro del país a nuestros jóvenes.
El sector cultural muestra cierto crecimiento: en 2024, el empleo cultural aumentó un 6,6%, con 771.000 trabajadores, siendo el 3,6% del empleo total. Sin embargo, persisten desequilibrios: muchos artistas dependen de subvenciones sin que supongan un retorno claro, y los proyectos creativos arriesgados carecen de todo apoyo. La irrupción de la Inteligencia Artificial añade complejidad: pues es necesario proteger la autoría humana y garantizar que la creatividad no sea sustituida por algoritmos digitales.
Para fortalecer educación y cultura mi propuesta iría encaminada a
1. Docentes mejor formados y valorados:
• Los maestros son los constructores de futuras generaciones. Si están mal pagados, desmotivados o carecen de estabilidad, la educación pierde calidad y la sociedad pierde su base cultural y artística. Formar y valorar a los docentes permite planificar a largo plazo, inspirar a los alumnos y fomentar respeto por la cultura.
2. Apoyo a artistas y creadores:
• La innovación artística necesita espacios seguros para experimentar. Subvenciones, residencias y plataformas independientes permiten que los jóvenes talentos desarrollen su creatividad sin depender exclusivamente de proyectos comerciales, asegurando diversidad y riesgo artístico.
3. Protección de la autoría frente a la IA:
• La IA puede generar obras masivas que imitan a autores humanos. Establecer normas claras protege los derechos de los creadores y garantiza que la creatividad humana siga siendo valorada y remunerada adecuadamente.
4. Políticas educativas y culturales estables:
• Si las políticas dependen de cambios políticos, los proyectos a largo plazo se paralizan y el talento se pierde. Estabilidad en la educación y la cultura permite planificar, invertir y mantener estándares de calidad que benefician a toda la sociedad.
Invertir en educación, arte y cultura no es un gasto: es asegurar un futuro donde las nuevas generaciones respeten, creen y transformen nuestro patrimonio cultural. Solo así España podrá sostener un tejido intelectual, creativo y libre capaz de enfrentar los desafíos del mañana.
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